Editorial : El Poder Detrás del Rango
En un articulo titulado ‘’Los problemas del poder’’ escrito por la Salvadoreña, Lucia Sánchez, nos dice: El poder aísla y va cubriendo a sus victimas de una coraza de desconfianza en los demás, aunque no le sirva para ocultarle a la sociedad sus temores y desatinos. La sabiduría y el poder cuando no andan juntos producen mayores desgracias y una desgracia parece ser lo que históricamente se ha vivido en los altos mandos de la Policía de Puerto Rico, donde entes extraños influencian negativamente el desarrollo de una sana administración y operación de la policía.
Desde el 1933 en que fue nombrado como jefe de la entonces ´´Policía Insular ´´ el corrupto y asesino Coronel Francis Riggs le ha seguido una serie de protagonistas que más allá de presentarse ante la sociedad como ejemplos a seguir por sus subalternos se convirtieron en representaciones desgraciadas dentro del honroso cuerpo de la policía de Puerto Rico. Como olvidar los nombres del: Coronel Desiderio Cartagena, Teniente Coronel: Alejo Maldonado, Teniente: Julio César Andrades, Coronel Enrique Meliá León, o cuando acusaron de violencia domestica al Teniente Coronel: Juan Sergio Rubín. Como decir que la demanda por violación a los derechos civiles que perdiera la Policía de Puerto Rico ocasionando que el Secretario de Justicia Federal ´´Eric H. Holder, JR. firmara un acuerdo con el gobierno de Puerto Rico ´´Para la reforma sostenible de la Policía de Puerto Rico´´ y el nombramiento de un auditor federal es una garantía de saneamiento de la principal agencia de ley y orden de nuestro país.
El año 2014 se ha distinguido como una claudicación de poder y orden por parte de los altos oficiales recordemos la acalorada discusión de los dos Coroneles del área este y del área de Caguas donde terceros evitaron una desgracia o quizás la investigación que ´´ASPPRO´´ solicitara contra el Coronel: Miguel Rosado Carrero por amenazar una periodista, y más recientemente el alegado incidente en que el Coronel: Orlando Meléndez tercero en mando de la uniformada, aparentemente bajo los efectos del alcohol protagonizó un vergonzoso incidente con unos ciudadanos y un sargento de la policía. Nada, que aquello que no se aprendió ni se respetó de niño te pasará factura en tu adultez y en tu vida profesional; tal parece que la alta oficialidad de la Policía de Puerto Rico que ostenta la confianza de los políticos de turno no se les requiere el requisito que la sabiduría y el poder deben andar de la mano.
Por : Profesor Edwin Negrón Pedroza