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Editorial: Entre Sudor y Sangre se nos va la Vida

Publicado: Diciembre 5,2014 3:12pm
Editorial: Entre Sudor y Sangre se nos va la Vida

Por: Profesor Edwin Negrón Pedroza 

Castigar al trabajador parece ser la alternativa preferida de los que dirigen nuestro país, y me atrevería decir que es la única que desarrollan porque "castigar” históricamente ha sido la menos complicada y comprometedora de los que intervienen en la administración de los destinos de la patria. 

Menos complicada porque como pueblo y segados por el fanatismo escogemos para la gobernanza de nuestros recursos una manga de mentirosos vividores, que con su sonrisa y carisma de ilusiones, nos prometen menos sudor y sangre y larga vida. Y como regla existencial las ilusiones se desvanecen ante la dura realidad del día a día y el incumplimiento paternalista que nos aseguraron. 
Esto no es algo que nuestra historia nos haya negado. El saqueo de los indios de otras islas del caribe en el Borinquén del pasado, la conquista y ultraje de la tierra por parte de los españoles y el eterno y actual dominio imperialista que niega la anexión a unos y la libertad a otros. Esto hace que surjan de las mismas filas del pueblo una burguesía amistosa que nunca reconocerá que su único interés es flagelar las riquezas de las diferentes clases criollas. 
Tenemos una clase trabajadora a la que se le impide ser feliz cada día mientras es obligada a procurar la felicidad cuando por fin de una ve y por todas sus circunstancias socioeconómicas sean transformadas milagrosamente. No debemos esperar ser felices, vivimos para ser feliz. Es por eso que el cancionero diría: "Yo quiero un pueblo, que ría y que cante, yo quiero un pueblo que baile en las calles”.  
La sociedad puertorriqueña sin darnos cuentas se esta transformando en un gran escenario de dos miserables gradas, donde en cada extremo tiene los grandes intereses de la economía mundial y al otro lado unos serviles políticos con grandes amigos como los bonistas burgueses y representantes de la banca local que saben muy bien como extraer la sangre de los que yacen en la arena, descalzos, a pie, sin camisas y despeinados, con futuro de bagazo. 
Entre sudor y sangre cada mañana, tarde y noche se nos va la vida. Y no logramos entender como podemos ser de una ve y para siempre un pueblo que ría y cante, un pueblo que baile en las calles. Un pueblo que el crimen y la corrupción dejen de consumirnos, mientras nuestros líderes se arañan y muerden mutuamente en busca de la simpatía de aquellos a los que les han usurpado la felicidad. 
La hora es y la hora ha llegado que la indignación que nos agobia sea enfrentada con valentía de Josco y  a una voz gritemos a los tiranos de la ciudad amurallada, que no hay rendición porque hemos entendido que la sangre y el sudor de mi hermano es la mía propia y la lucha no será mas entre clases sociales y si de un pueblo trabajador unido y dispuesto en tomar la bastilla. 

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