Una alfombra color marrón cubre zonas costeras, playas y hasta balnearios del país que quedan ante ello inutilizables: es el sargazo.

En pleno verano, las playas que usualmente estaban concurridas para esta época, actualmente se ven vacías y desoladas. Hay miedo a contaminarse en esa agua con el sargazo que apesta.

El problema se ha agravado de tal manera, que el complejo hotelero de Palmas del Mar ha tenido que lidiar de manera agresiva para detener la invasión de la marea de estas algas marinas que afecta su actividad económica.

El olor a podrido provocado por su descomposición es mucho más intenso que en otras zonas del área Este del país. La administración del complejo de Palmas del Mar decidió construir un muro en el agua y compró dos embarcaciones de extracción de sargazo.

Aunque 2015 y 2018 fueron los años pico de actividad del alga, la proyección para el 2021 pudiera ser un indicio de que el problema parece irse agravando con los años.

No se entiende por qué la administración del gobernador Pedro R. Pierluisi no repite con el sargazo lo que ha venido haciendo con la acumulación de neumáticos desechados y encontrarle también a esta macroalga marina usos de utilidad económica, como se pretende hacer con la trituración de neumáticos.

El sargazo ha provocado la muerte de peces en La Parguera (Lajas) y en Palmas del Mar (Humacao) por la disminución significativa de los niveles de oxígeno del agua marina que estas macroalgas ocasionan.

Todavía no se ha hecho un estudio abarcador sobre los efectos a mediano y largo plazo que el sulfuro de hidrógeno y amoniaco que causa a las personas que viven en comunidades costeras ocasionado por la descomposición del sargazo.

La dependencia de asignaciones de fondos federales es la causa de que nada se haga en Puerto Rico hasta tanto haya una partida proveniente de Washington para atender el problema de la invasión de la marea del sargazo, de la que sectores económicos puedan beneficiarse y utilizarse en el padrinazgo partidista a allegados del partido en el poder. INS

Por Rafael Santiago Medina