Lamentable relato de caficultor que cerrará su finca por la orden de D.A.C.O.

Hace unas dos semanas, Edwin Soto no pudo pegar ojo.
Sabía que tan pronto amaneciera, tendría que anunciarles a cerca de 100 de sus empleados en la Hacienda Lealtad en Lares que la recién inaugurada cosecha de café sería la última en la que trabajarían.
Y es que con los altos costos de operación y el poco margen de ganancia que tienen los caficultores se le hace imposible mantener a los empleados de su finca.
Tres años operando en pérdidas ha sido demasiado, y ya tuvo que enfrentar a sus obreros con la dura realidad: que, a menos que la situación del café cambie en los próximos días, habrá que cerrar la finca.
"De verdad, se le conmueve el alma y el espíritu a cualquiera cuando uno tiene que tomar una decisión así. Estas familias son parientes, amigos de toda la vida. Dependen estrictamente de lo poquito que tienen en la finca. Esa es la parte más difícil”, dijo Soto con voz entrecortada.
"Fue duro. Unos empezaron a llorar, otros se lamentaban: ‘¿Qué vamos a hacer ahora?’. Pero no tengo alternativa. Se lo tuve que notificar para que se vayan preparando. La cosecha dura hasta noviembre o diciembre, para que vayan haciendo gestiones”, agregó con tono resignado.
Según explicó Soto, en el 2013 contrató 30 empleados para el recogido del café. Contrario al agricultor, que cobra $5.25 la hora, al recogedor de café lo cobija la ley del salario mínimo federal, que es de $7.25.
"Estos 100 empleados son regulares. A eso se suma que cuando viene el recogido de café, tengo que reclutar sobre 300 recogedores más”, especificó el empresario.
"Ese año (2013) perdí sobre $100,000 y desde entonces, estoy operando con pérdidas, porque yo no voy a violar la ley. Nosotros pagamos lo que hay que pagar, pero ya no puedo más. Esta hacienda es de mi familia. Es el patrimonio familiar lo que está aquí”, detalló Soto, quien es caficultor y beneficiador y lleva siete años al frente de la Hacienda Lealtad.
LOS EFECTOS DE LA ORDEN DE PRECIOS DE DACO
El veterano caficultor detalló que la nueva orden de precios del Departamento de Asuntos del Consumidor (DACO) no concede un margen de ganancia suficiente para que los caficultores puedan cubrir con todos los gastos de operación.
El comité que evaluó la industria del café y que presentó sus recomendaciones al DACO fijó tres tipos de precios distintos: $473 al quintal café pilado si incluían todos los subsidios que otorga el gobierno a los agricultores; $567 al quintal base pilado si se incluía solo el subsidio salarial; y $597 al quintal base pilado sin tomar en consideración ninguno de los subsidios.
Ninguna de las tres recomendaciones fue incluida en la nueva orden de precios del DACO. Por el contrario, la ley fija el precio del quintal base pilado en $379.
"Cualquiera de las tres recomendaciones es una ayuda para nosotros. Pero si decidieran subir el precio del quintal base pilado a $597, no haría falta ningún incentivo. Podríamos ser autosuficientes, pagar a los empleados el salario mínimo, cubrir los plaguicidas, etc.”, destacó Soto.
"Otra cosa que deben hacer es equiparar el precio del café importado con el local. No ponerlo más barato. Así, Agricultura recibiría una inyección adicional, porque ellos controlan la venta del café importado y ese dinero que se gane, se reinyecta en otros beneficios. Así podríamos salvar la industria del café”, explicó.
Soto tampoco pudo dormir la noche después de anunciarles a sus empleados que se quedarían sin trabajo. Ni dormirá hasta noviembre, cuando acabe la cosecha y tenga que tomar la dura decisión de cerrar la finca y mantenerse solamente con el beneficiado.
En ese caso, no contará con su café local para procesar. Se verá obligado a comprar café extranjero para mantener su hacienda en funciones.
"Eso no es lo que quiero. Eso no es lo que Puerto Rico se merece. No queremos depender del café extranjero de mala calidad. Pero si no se cambia esa ley, eso es lo que va a pasar”, subrayó.
"Por eso hay que revisar esa ley. Tiene que cambiar. Yo no soy el único que está pasando por esto. Tengo otros compañeros que están en la misma situación y que han tenido que tomar la misma decisión. Sería el fin de la industria. La situación es seria”, sentenció. #salvemoselcafé