Exembajador advierte que Haití “arde en odio, sangre y desorden” y arrastra vientos de desasosiego y de ingobernabilidad

Publicado: Octubre 12,2020 12:22am
 Exembajador advierte que Haití “arde en odio, sangre y desorden” y arrastra vientos de desasosiego y de ingobernabilidad

El exembajador Ángel Lockward consideró que Haití "arde en odio, sangre y desorden” y desde su fundación las cenizas, que siempre llegaron fuertes al territorio dominicano, ahora cruzan traídas por vientos de desasosiego debido a la ingobernabilidad que impera en esa nación, a la que describe como un Estado fallido ante la indiferencia continental.

El profesional de Derecho relata que ese desorden data desde la Noche de los Cuchillos, en 1804, cuando se asesinó a todos los blancos y a la mitad de los mulatos, "porque la anarquía es su combustión y la falta de ciudadanos, el oxígeno que alimenta el desastre”.

Advierte que el humo "nos ahogará a menos que América y el mundo despierten y la Organización de las Naciones Unidas se dé cuenta que un período de fideicomiso para crear ciudadanos e infraestructura institucional que soporte la democracia, es la única vía para construir un Haití viable”.

Advirtió que, sin embargo, "la clase política que se alimenta de la corrupción y el desorden, de las ayudas y el contrabando, así como las bandas, que en esto coinciden, se opondrán”.

Dijo que partiendo de lo último, la Tercera Ola de Democratización en América, que se sitúa en 1978 en República Dominicana y concluye en 1986 en el vecino país con la salida del dictador Jean Claude Duvalier, entonces sólo Cuba no tenía un gobierno elegido democráticamente.

En un artículo que publica en la edición de este domingo del impreso Listín Diario, Lockward precisa que Haití fue el único territorio en que el neoliberalismo no pudo lograr alternabilidad electoral y resalta que partiendo del expresidente Henri Namphy, quien depone a Duvalier hasta la fecha, 13 personas se han sucedido en la jefatura del Estado, pero que solo René Preval y Michel Martely lograron concluir sus mandatos, la mayoría de ellos duró apenas meses al frente del Estado o del gobierno.

Observa que Preval, al que describe como el más exitoso de los exgobernantes haitianos, concluyó completos dos períodos y durante el 80% del tiempo lo hizo por decreto.

Indica que la inseguridad pública hija de la política, en particular desde 1991 con el primer derrocamiento de Jean-Bertrand Aristide, "destruyó la débil economía, basada en el turismo, ahondando la crisis social y devolviendo los niveles de vida al 1950 por decrecimiento sostenido del Producto Interno Bruto. Al desastre de la clase política no le faltaron fenómenos naturales que contribuyeron a la permanente y creciente calamidad”.

Se recuerda que tras solo ocho meses como presidente de Haití, Jean Bertrand Aristide, que gobernó en los períodos 1991-1991, 2001-2004 y 1994-1996, fue derrocado el 30 de septiembre de 1991, cuando el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de ese país, el general Raoul Cedras, anunció que era él quien asumía el poder de la nación.

"El resultado es ingobernabilidad absoluta en este Estado fallido que la comunidad internacional, en especial la ONU, tras 29 años de intervención militar permanente, no ha logrado equilibrar y, ahora, para colmo, se retira fracasada”, precisa el escrito.

Afirma que la ayuda de crisis y el turismo de desastres de los funcionarios de organismos internacionales y de las ONGs, nada pudieron hacer, ni siquiera los Clinton y hoy ese pueblo sobrevive por las ayudas internacionales, el contrabando de armas, drogas y las remesas del exilio desde República Dominicana, Estados Unidos y Canadá.

"El caos es total y pende como una espada, sostenida por un hilo fino y débil, sobre nuestro cuello. Los dominicanos, partiendo de una situación económica y social similar desde 1966, logramos mantener una clase política que en medio de crisis electorales, construyó una vía de estabilidad social con un crecimiento económico del 5.5 en promedio anual durante 44 años”, dijo.

Lockward, quien además es escritor y dirigente político de la oposición, destaca que esa realidad "nos permitió construir el país, mientras al otro lado destruían el suyo, incluida la única institución que era el Ejército, disuelto por error para reponer a Aristide”.

En su análisis, apunta a que en los últimos 54 años "la República Dominicana no estuvo exenta de vicisitudes, tuvimos una revuelta civil, sufrimos una intervención militar y una guerrilla, continuas crisis electorales y fenómenos naturales como David, Federico y Georges, afectaron seriamente nuestra infraestructura y economía. Pero siempre logramos acuerdos que en Haití, en 216 años, han sido imposibles y, esa ha sido la diferencia en la última parte del siglo XX y lo que va del presente”.

Explica que el complejo de culpa de la Francia industrial del siglo XVII, esclavista y opresora que sobre la más inhumana industria construyó su colonia muy rica, una que en una noche se convirtió en la más pobre, ya no ayuda, porque a Haití la degradaron a lo largo de 216 años los haitianos, no los franceses.

"Tampoco ayuda la hipocresía hemisférica que intenta plantar democracia sin ciudadanos en un Estado que carece de condiciones para que esta prospere: 34 años de la caída de Duvalier con 29 de intervención de la ONU y la OEA, han debido bastar para demostrar que el problema se ha estado enfrentando incorrectamente”, afirmó.

Y concluyó: "En Haití hay que levantar dos generaciones de ciudadanos, previo a cualquier intento de organización democrática para convertir esa nación, cuya matriz es el creole, el vodou y el color, en una república”.

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