Video: Implante de células madre vs. cirugía de reemplazo

Hoy les contaré el caso de Dora, una cubana retirada que a los 70 años comenzó a padecer de un dolor terrible en su rodilla izquierda y que, a pesar de terapia física, inyecciones y medicinas a través de su seguro, no tuvo la mínima mejoría. Sus médicos le dijeron que la única solución era un reemplazo de esa rodilla.

Dora llegó a nuestro instituto hace tres años con la esperanza de mejorar su rodilla izquierda a la cual llamaba la "mala”. Después de realizarle una resonancia magnética, pudimos determinar que padecía de una osteoartritis bastante avanzada (un grado III de IV posibles) en la rodilla izquierda; había perdido más del 50% del cartílago. Curiosamente la resonancia además mostraba una degeneración muy leve en la derecha de la cual no se quejaba.

Después de explicarle todo concluimos que su rodilla izquierda necesitaba un implante de células madre de medula ósea y derivadas de grasa, autólogas, para evitar la cirugía de reemplazo. Decidimos no hacer nada con su rodilla derecha, pues el dolor era imperceptible.

Dos meses después del implante, el dolor desapareció de la rodilla izquierda como por arte de magia y, a pesar de lo grave de su lesión, no le ha molestado hasta ahora. La historia debía haber tenido un fin feliz hasta ahí, pero desafortunadamente no fue así.

¿Recuerdan la rodilla derecha? Pues aquella que no le dolía ha sido desde entonces su Talón de Aquiles. Ayer Dora llegó a mi Instituto 3 años después y me cuenta que su rodilla "buena” le empezó a molestar cada vez más en el transcurso de los últimos tres años y que ha recibido seis inyecciones de cortisona, cinco de ácido hialurónico (cresta de gallo), innumerables sesiones de terapia física, antiinflamatorios y hasta drogas para el dolor como la oxicodona. Finalmente le propusieron un reemplazo de la rodilla "buena”.

Mientras tanto la rodilla "mala” que recibió el implante de células hace tres años no le ha provocado más nunca dolor.

Ayer, muy molesta, Dora me decía que no entiende por qué los seguros no incorporan estos tratamientos si todos sabemos que funcionan y son seguros. ¿Cómo es posible que se gasten el dinero tratando algo que saben que va destinado al fracaso, teniendo disponibles los tratamientos celulares? Mire, doctor, he seguido al pie de la letra los consejos de más de siete médicos y nada ha funcionado. Ahora me envían a una cirugía que puede fracasar.

Lo real es que no tenía (ni tengo) respuestas a sus preguntas, pero sí una solución y mientras escribía la orden para una nueva resonancia con el objetivo de evaluar el desgaste del cartílago le dije: "Si las células habían funcionado en la rodilla izquierda, no hay razón para que no funcionen en la derecha también”. Con una sonrisa llena de esperanza me dijo: "Así es, doctor”.