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Publicado: Noviembre 13,2018 9:24am

El proyectado traslado a un refugio de la elefanta Mundi, en cautiverio hace 30 años en un parque temático en Mayagüez, ha abierto el debate sobre si ese animal sufre una condición que especialistas han llamado "pérdida de la esperanza”.

Mundi es una elefanta africana de sabana, la especie animal terrestre más grande sobre la tierra. Sin embargo, Mundi tiene escasa visibilidad en su ojo derecho, apenas tiene el pelaje gris típico de su especie en su cuerpo, causando que su piel se haya tornado blanco rosado a medida que envejece, según la información obtenida por Inter News Service (INS) de una fuente cercana en la que se documenta su estado actual. A este momento tiene 35 años. Las expectativas de vida de esta especie son de 60 años. Mundi fue donada al zoológico hace 30 años por un circo que estuvo en la Isla, en el que servía de entretenimiento. Pesa 5,500 libras.

Mientras decenas de organizaciones amantes de los animales se han solidarizado con enviar a Mundi a un refugio en el estado de Georgia, el alcalde de Mayagüez, José Guillermo "Guillito” Rodríguez, desea que la elefanta permanezca confinada en el zoológico, propiedad que ha solicitado se le transfiera al municipio y hacer de Mundi el espectáculo principal.

Según la información obtenida por INS, en la pasada administración de gobierno el entonces secretario de Recreación y Deportes, Ramón Orta -hoy día acusado en la corte federal de corrupción- firmó un acuerdo colaborativo con el alcalde Rodríguez en el que ambas dependencias contrataban la operación, administración, custodia, control y uso del zoológico.

Entre los planes que el alcalde presentaría se destacó someter propuestas federales para allegarle recursos de investigación al zoológico. Estas propuestas nunca culminaron y, al contrario, desde el 2013 hasta el 2016 la pasada administración le redujo considerablemente el presupuesto al zoológico, esto es, de $1.7 millones asignados en el presupuesto del año fiscal 2012-13 (dejado por el anterior gobernador Fortuño), terminó con $526,498 al terminar el año fiscal 2016-17, de la administración de Alejandro García Padilla. También en esa administración se le quitó la autonomía a la entonces Compañía de Parques Nacionales, que administraba el zoológico, así como continuó declinando la asistencia de los visitantes.

A partir de 2016 y hasta que salió la administración en 2017, "hubo serios señalamientos sobre las deficiencias en la administración y las operaciones del parque temático”, según consta en documentos en poder del gobierno, revisados por INS. En una nota publicada en el portal digital "Econoticias, el periódico verde” el pasado 8 de noviembre, se afirma que "los animales también pasan por procesos de duelo”, un sentimiento que no es exclusivo de los seres humanos, según la bioética Elizabeth Téllez Ballesteros. Indicó que "se ha visto que los elefantes regresan a visitar los lugares donde se encuentran los huesos de sus familiares; otras especies, como los monos y las aves, se abrazan y se consuelan con diferentes gestos después de una pérdida”.

"Durante su charla El dolor de los animales, la maestra en ciencias de la producción y de la salud animal mostró a los asistentes a la Fiesta de las Ciencias y las Humanidades 2018, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), las evidencias que han llevado a los científicos a pensar que los animales experimentan emociones similares a los seres humanos”, recoge la reseña.

 

Es decir, se agregó, "los animales también experimentan dolor y otras emociones, como los experimentamos los humanos”. Explica la científica que "la neurobiología, la biología y la etología han demostrado que, aunque los cerebros se vean muy desarrollados o primitivos, como el de las ranas, la diferencia entre ellos no está en la capacidad sensitiva y que la capacidad de sentir dolor, y otras emociones, las compartimos con otros vertebrados”.

"El dolor es una experiencia sensitiva y emocional desagradable, que puede dañar a un organismo. Pero el dolor tiene un aspecto positivo, una función evolutiva muy importante, pues permite a los individuos y a los grupos alejarse de situaciones de peligro y provoca una respuesta que permite a los organismos conservar la vida”, asegura Téllez, según Econoticias. El dolor tiene tres estados: nocicepción, los nociceptores son receptores que se encuentran sobre todo en la piel y responden a estímulos nocivos que permiten una respuesta rápida al peligro.

En un segundo estado o nivel del dolor (que ocurre en el sistema límbico, en el tálamo), "el estímulo que llegó a la médula manda información que sube hasta el tálamo, a través de los tractos espinotalámicos o trigémino talámicos, dependiendo de la especie, y es allí donde se da lo que se llama sentimiento de dolor, que es la reacción emocional”, como buscar consuelo cuando hay dolor, por ejemplo. Ahora bien, en el tercer estado de dolor, que ocurre en la corteza cerebral, se produce "un mecanismo cognitivo evaluativo del dolor”, qué pasó, lo que causó el dolor, y como evitarlo una siguiente vez. Estos procesos tan humanos, se asegura, "ocurren también en los animales”, que, como los humanos, liberan neurotransmisores con el dolor.

"Se ha llegado a la conclusión de que los animales presentan diferentes estados mentales y en ellos se reconocen al menos seis estados mentales o emocionales básicos: miedo, sorpresa, ira o enojo, tristeza, desagrado o asco y alegría. Todas estas emociones se presentan en el sistema límbico, explica la doctora en bioética, es decir, no se necesita de una corteza cerebral muy desarrollada para presentar estos estados mentales básicos, que nos permiten distinguir entre sensaciones agradables y desagradables, que nos hacen posible desarrollar funciones afectivas y lazos entre individuos”. Se reconoce que "el sufrimiento es un sentimiento que por mucho tiempo se le negó a los animales”.

El sufrimiento (distinto al dolor físico) es dolor emocional, por ejemplo, en animales que no están lesionados, no están enfermos, no tienen predadores cerca y tienen alimento, pero que están confinados y no pueden desarrollar un comportamiento normal, se empiezan a presentar condiciones de sufrimiento. El sufrimiento puede darse por procedimientos invasivos, pero también por situaciones restrictivas, es decir, por un dolor psicológico”. Se ha descubierto que cuando las condiciones de opresión (como es el cautiverio) no cesan, el sufrimiento de los animales puede llegar a ser tan severo que se convierte en un estado de depresión y pueden terminar con una condición conocida como "pérdida de la esperanza”, que es cuando los animales ya no quieren vivir y dejan de luchar por su vida, se dan por vencidos, ha sostenido Téllez.

"Ya lo decía el filósofo inglés Jeremy Bentham, en su libro ‘Los principios de la moral y la legislación’, lo importante no es identificar si los animales pueden hablar, pensar o pueden resolver problemas matemáticos. No, lo relevante es si los animales tienen capacidad de sufrir. Porque tenemos la obligación de no causar dolor en esta vida y de aliviarlo siempre que se pueda”, concluyó la científica.

-INS

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