Una tragedia golpea a una familia en Queens, Nueva York, cuando un joven de 19 años es fatalmente herido por la Policía en medio de una crisis de salud mental. Win Rozario llamó al 911 en busca de ayuda, pero lo que siguió fue una serie de eventos desgarradores que terminaron con su vida. Su madre, Notan Eva Costa, suplicó a los agentes que no dispararan, pero Rozario fue alcanzado por al menos cuatro disparos. Los críticos argumentan que el uso de fuerza letal fue innecesario y refleja un patrón de violencia contra personas con enfermedades mentales.

En respuesta al tiroteo, la oficina del fiscal general del estado está investigando el caso y las imágenes de las cámaras corporales de los agentes han sido publicadas. La tragedia ha avivado el debate sobre cómo responder a las crisis de salud mental. Defensores de la justicia social y la salud mental piden un cambio radical en el enfoque de la Policía, abogando por intervenciones más especializadas y menos violentas.

Programas como CAHOOTS en Oregon y STAR en Colorado han demostrado que las respuestas basadas en la salud mental pueden reducir la violencia y conectar a las personas con la atención adecuada. Los defensores exigen que se expandan estos programas en Nueva York y se desvíen más llamadas de crisis del sistema policial.

La familia de Rozario, junto con organizaciones locales, busca justicia y un cambio sistémico. Su trágica muerte es un recordatorio angustioso de la necesidad de un enfoque más humano y compasivo hacia quienes atraviesan crisis de salud mental.