Una adolescente de 15 años condenada a doble cadena perpetua por asesinar a su madre, se ríe en el juicio.
Carly Gregg también recibió 10 años más de cárcel por manipulación de pruebas. Gregg fue procesada como un adulto y había rechazado en agosto un acuerdo de culpabilidad ofrecido por los fiscales, con el que habría recibido 40 años de prisión bajo custodia del Departamento de Correcciones del estado.
El martes, durante el segundo día de juicio, se reprodujo un video de una cámara de vigilancia de la casa de la familia. En las imágenes, que corresponden al 19 de marzo, se ve a Carly entrar y atravesar la cocina y deja de ser visible. Poco después se escucha un primer disparo seguido de un grito, y luego dos disparos adicionales. A continuación, la joven vuelve a aparecer en la cocina, y, tranquilamente, toma un teléfono celular del mesón y comienza a escribir.
Según la investigación, ese día Gregg corrió al dormitorio de su madre, Ashley Smylie, donde le disparó tres veces en la cabeza. Según su padrastro y pareja de la víctima, Heath Smylie, su esposa guardaba una pistola Magnum calibre .357 junto a la cama.
Una vez ocurrido el ataque, Carly le mandó un mensaje de texto a Smylie, haciéndose pasar por su mamá, preguntándole si llegaría pronto. El padrastro, que se encontraba trabajando, respondió creyendo que era su esposa y llegó al domicilio poco menos de una hora después. Según contó en el juicio, al entrar en la casa, la adolescente enloquecida y asustada, le disparó a quemarropa pero solo consiguió rozarlo en el hombro con un segundo disparo. Tras un tercer disparo, trató de desarmarla antes de que huyera.
Sus abogados aseguran que la adolescente no recuerda haber matado a su madre y alegan que había estado fumando marihuana durante seis semanas y tomando medicamentos para la ansiedad y depresión, como Lexapro y Zoloft. Un psiquiatra testificó que Gregg experimentaba alucinaciones en esa época.