Masacre en Orlando recuerda que no hay lugar seguro ante el terror

Publicado: Junio 14,2016 11:53am
Masacre en Orlando recuerda que no hay lugar seguro ante el terror

Decía Cicerón, el gran filósofo romano: "La vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos”.

Aquel célebre pensamiento bien se aplica al penetrante duelo que el corazón de Estados Unidos hoy abriga. La vida de 50 almas que en una noche de amistad y diversión hallaron el odio y la hora suprema permanecerá en la memoria nacional e inscrita en los libros. No solo por departir, víctimas de la más cruenta matanza a tiros en la historia norteamericana, sino también por representar la libertad y la tolerancia.

Ya no hay lugar seguro. El terror está a un latido de distancia. En una torre de oficinas; en un maratón; en una sala de cine; en un aula escolar o universitaria; en un recinto de culto; en una discoteca…

Y el miedo es global, especialmente entre los testigos del terrorismo. No había aún amanecido el domingo, cuando una amiga en París me escribió preocupada. ¿Estaba a salvo? La masacre acaeció en un club gay en Orlando (donde reside parte de mi familia), que festejaba una velada latina. Tres elementos afines al arriba firmante. Para ella, afligida como la mayoría de los franceses por los atentados en su suelo natal, no era del todo improbable mi presencia en ese lugar.

EN 76 PAÍSES, LA HOMOSEXUALIDAD ES PENALIZADA, Y EN NUEVE DE ELLOS, PREVÉN HASTA PENA DE MUERTE

Sentado con una mirada filosófica al ordenador para conocer detalles de la noticia y tañar el furor de la gente en las redes, di rienda suelta a mis pensamientos por un instante. Pese al desconsuelo, me sentí –confieso– afortunado. Hace tiempo que la homofobia no toca a mis puertas. Miami es un faro de bondad, comparado a otras latitudes, y la comunidad a mi derredor –familia, amigos, vecinos, colegas, lectores– me respeta y me quiere por quién soy: un simple habitante más del planeta azul.

De pronto, se quebró esa burbuja de cristal. En 76 países, la homosexualidad es penalizada, y en nueve de ellos, prevén hasta pena de muerte. Añadamos a esto la violencia y la discriminación padecidas por las personas agrupadas en el colectivo LGBT en decenas de naciones, y las pavorosas imágenes de los bárbaros del Estado Islámico arrojando a hombres desde la azotea como castigo por ser gay.

No es casualidad que el homicida de Orlando, un estadounidense de ascendencia afgana que juró lealtad al ISIS, escogiera ese blanco. El terrorismo agarrado ferozmente a las entrañas de la homofobia. Las fuerzas oscuras a flor de piel. La naturaleza humana en su más execrable versión. Los gobernadores de las tinieblas se apoderan de nuestro entorno con una macabra ideología.

El ataque, empero, no atenta solo contra la comunidad gay, sino contra los valores de una sociedad abierta y tolerante inextinguibles. Una agresión a la fe en la democracia, a la cultura civilizada, a la convivencia armónica, al respeto mutuo, al diálogo racional, al libre albedrío…

LOS GOBERNADORES DE LAS TINIEBLAS SE APODERAN DE NUESTRO ENTORNO CON UNA MACABRA IDEOLOGÍA

Incontenibles, probablemente, habrán sido las lágrimas derramadas desde la niñez por algunos de los asesinados, por el mero hecho de ser gay. El rechazo de los seres queridos. Las burlas en la escuela. El fantasma de los estereotipos. El despido de un centro laboral. El terror a salir del clóset. La agonía de vivir dentro del armario. La amenaza de un desconocido. Alguna golpiza al azar. Insultos y humillaciones.

Pero, el sábado por la noche, nada en ese pasado impediría el disfrute de la música, el baile, la amistad, el romance, las risas, en la discoteca Pulse, donde celebraban la libertad de ser ellos mismos, sin desvelo por el juicio ajeno. Hasta que tronó el fusil de asalto y se escucharon los alaridos de los heridos de muerte.

Cerca del 20 por ciento de los crímenes de odio cometidos en Estados Unidos el año pasado estuvo vinculado a la orientación sexual de las víctimas, según el FBI, y muchos otros casos ni siquiera se registran. En Los Ángeles, un joven gay fue asesinado por su propio padre. En South Beach, un abrazo y un beso entre dos hombres provocó un asalto hace tres meses.

El progreso no está exento de reveses, a menudo punzantes. Porque, como expresó Cicerón, "nada perturba tanto la vida humana como la ignorancia del bien y el mal”.

por:AP

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