La total emancipación que hace falta todavía
El 22 de marzo de 1873 se aprobó en las Cortes de España la ley que abolió la esclavitud en Puerto Rico. El decreto dejó en libertad a un total de 29 mil esclavos de ambos sexos, lo que representaba un cinco por ciento de la población general isleña.
La conmemoración del Día de la Emancipación debe significar algo más que un día de asueto. Hay intrínseca en este día una semilla que no ha germinado del todo, más allá de lo que el decreto de las Cortes de España estatuyó para la libertad de los esclavos. Falta emanciparnos de los prejuicios raciales; del racismo atávico y reminiscente del pasado esclavista.
La abolición de la esclavitud debe ser más que un proceso histórico de transición del feudalismo al capitalismo. Los esclavos pasaron a ser, con la abolición de la esclavitud, proletarios, obreros a sueldo con salarios de mera subsistencia.
El amo esclavista ya no era responsable por la alimentación de sobrevivencia y el cobijo del esclavo. Después de la abolición de la esclavitud, la alimentación, cuidados de salud y vivienda eran ahora responsabilidad del propio proletariado, que se convirtió en empleado "libremente contratado” con un pago salarial de subsistencia.
Tales condiciones de vida miserables del incipiente proletariado han ido cambiando y transformándose con la modernidad, no sin que se hayan rebasado los matices de injusticia inmanentes todavía en el capitalismo.
Eric Williams (1911-1981) escribe en su libro "Capitalismo y Esclavitud” que "la esclavitud, promovida y organizada por los europeos en el hemisferio occidental entre los siglos XVI y el XIX, no fue un hecho accidental en la historia económica moderna. Antes bien, fue una pieza crucial en los primeros momentos de la formación del capitalismo mundial y del arranque de la acumulación en Gran Bretaña”.
Indica Williams que entre mediados del siglo XVI y la abolición en 1888 del tráfico en Brasil, más de 14 millones de personas, principalmente de África Occidental y el Golfo de Guinea, fueron arrancadas de sus comunidades de origen para ser deportadas a las colonias europeas en América.
"El ganado negro permitió impulsar lo que podríamos llamar la primera agricultura de exportación: la economía de plantación. Sin lugar a dudas, sin las riquezas de América y sin los esclavos y el comercio africanos, el despegue económico, político y militar de los Estados europeos, y especialmente de Gran Bretaña, hubiese quedado limitado a una escala menor; quizás definitivamente menor”, afirma.
Añade que "la cuestión que despierta la lectura de estas páginas es por qué esta relación, por evidente que sea, sigue siendo todavía tan extraordinariamente desconocida”.
Williams es una de las principales figuras intelectuales y políticas de los movimientos de emancipación del Caribe. Investigación y militancia corren parejas en su biografía. Durante buena parte de los años 30 y 40 realizó sus estudios en Oxford y en la Howard University de Washington, la universidad negra por antonomasia de EEUU.
Y en 1944 publicó finalmente el producto de más de 10 años de estudio: "Capitalismo y Esclavitud”.
Posteriormente volvió a las Antillas Británicas, con la finalidad de animar los movimientos políticos de lo que acabaría por ser el Estado independiente de Trinidad y Tobago. Fue primer ministro de ese país entre 1956 y la fecha de su muerte.
Como bien han demostrado intelectuales como Williams, el negro quedó emancipado legalmente de la esclavitud, pero faltó el proceso de emancipar al hombre blanco de los prejuicios raciales; de ese racismo que corroe la sociedad y que no permite un progreso cabal de bienestar para todos los seres humanos. ¿Podrá acaso darse algún día esa total emancipación en la sociedad? INS