Mejorar la eficiencia energética es mejorar la economía y mejorar el mundo

Publicado: Abril 1,2021 2:32pm
 Mejorar la eficiencia energética es mejorar la economía y mejorar el mundo

En 2020 la Unión Europea marcó como objetivo mejorar su nivel de eficiencia energética con respecto a los niveles de 1990, con el fin de mejorar la economía de la zona.

El objetivo está sustentado en el principio de que la energía eléctrica mueve las economías del mundo. Los países, tanto desarrollados como en vías de desarrollo, llevan años creciendo en una relación directa entre mayor disponibilidad de energía eléctrica y mayor grado de desarrollo económico.

A lo largo del siglo 20, el desarrollo económico de los países ha implicado un aumento del consumo energético. Se necesita hoy en día energía eléctrica  para todo, porque hemos hecho de la electricidad la base de nuestro modo de vida actual: viajes, producción de bienes y servicios, ocio, etcétera.

El resultado de este modelo energético basado en combustibles fósiles no renovables y muy contaminantes es un cambio climático acelerado fruto de las emisiones constantes de CO2.

Con un nuevo milenio, la energía renovable empieza a tomar el relevo y comienza el declive del carbón y el petróleo (aunque los combustibles fósiles siguen liderando la mayoría del consumo energético). Pero lo más importante es que, sobre todo, ha ido cambiando la mentalidad del ser humano.

Las sociedades desarrolladas entienden la energía de otra manera. Tanto a la hora de producirla como a la de consumirla. Ahora el medio ambiente importa y es el momento de contribuir a la sostenibilidad planetaria, potenciando la eficiencia energética.

Se considera que se ha logrado eficiencia  energética cuando se reduce el consumo de electricidad a menos de la media para realizar una actividad. En otras palabras, se gasta menos energía para realizar el mismo trabajo.

De este modo surgen electrodomésticos de bajo consumo, bombillas LED que gastan veinte veces menos que las incandescentes, coches que recorren 100 km con 3,5 litros, casas pasivas que apenas consumen para controlar su temperatura, y así por el estilo.

El uso consciente de las fuentes de energía y el ahorro energético comienza a empedrar el camino a seguir. La mejora de la eficiencia energética y el desarrollo económico van de la mano.

En países europeos como España, los planes de eficiencia energética tienen como objetivo reducir las importaciones de combustibles fósiles contaminantes en 75,000 millones de euros entre 2021 y 2030, lo que implica un aumento del PIB en 1.8% ese mismo año. Y de paso, dar un fuerte impulso a las renovables.

La conexión está muy clara, en el siglo XXI la riqueza de un país está ligada a su capacidad de ser eficiente en el uso de la energía.

El estudio global "The 2018 International Energy Efficiency Scorecard” examina las políticas de eficiencia energética y el rendimiento en diferentes sectores de los 25 países que más energía consumen.

Este ranking, que puntúa sobre 100, tiene un empate en el primer puesto: Alemania e Italia con 75,5. Les siguen Francia con 73,5 y Reino Unido con 73. El primer país no europeo es Japón y después, España (que, además, ocupa el primer puesto en eficiencia energética en edificios por su reglamentación técnica).

Como curiosidades, China está tres puestos por delante de Estados Unidos, la India es más eficiente que Australia y los últimos puestos los ocupan dos países productores de petróleo: Emiratos Árabes Unidos (24º) y Arabia Saudí (25º).

Esto indica que el compromiso por la eficiencia energética debe ser transversal e involucrar a todos los actores sociales, económicos y políticos de un país.

Según la Agencia Internacional de la Energía, el 13% de la población mundial no tiene aún acceso a la electricidad. Para revertir esta situación sin hacer daño al planeta uno de los grandes puntos de los objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030 es conseguir que este acceso mundial a la electricidad se realice con energías limpias. Una fuente renovable de crecimiento basada en la sostenibilidad y en el respeto al medio ambiente. 

Por Rafael Santiago Medina

INS

 

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